Hasta
su desaparición en la década de 1960 a causa de la apertura de la horripilante
calle de Felipe II, posiblemente una de las mayores monstruosidades de la
ciudad, la Casa de los Rubín de Celis Cosío estaba situada en el número 4 de la
calle de San Blas. La casa, que fue construida a comienzos del siglo XVI, llegó
a ser descrita minuciosamente por Martín González:
“Consta de sótano, entresuelo y primero. La
portada cae a un lado de la fachada, con arco de medio punto, suavizado por
baquetones, basas y capitelitos góticos. Las puertas de la calle tienen
escudos, imitación de los que probablemente se hicieron desaparecer de la
fachada. El zaguán es rectangular, de puertas desenfiladas. De él sale una
pequeña pieza, la cochera, donde se guardaría la carroza del señor. La puerta
de salida al patio presenta los mismos caracteres góticos que la principal. A
un extremo de la fachada se encuentra una reducida puerta de arco,
correspondiéndose con otra del patio, y que son las entradas de la bodega. Las
columnas del patio son muy altas, dóricas y sostienen, mediante zapatas, la
galería arquitrabada. Se distribuyen por los cuatro lados del patio, el cual
tiene forma irregular, de trapezoide. La escalera principal, de tipo claustral,
se dispone en un ángulo, como es costumbre mudéjar, y se entra ella por
dos arcos de medio punto. A su terminación hay un mirador de arcos, para darle
luz por arriba.
En el centro del patio hay un pozo
con su armadura metálica. Las ventanas, sobre el patio, no sobresalen fuera del
arquitrabe, como sucede en los patios mudéjares. Hay otra escalera de ida y
vuelta en otro ángulo del patio y que recibe la luz por medio de una linterna.
Por un pasadizo se entra en la parte posterior de la casa, donde estaba el
jardín y al que daba una segunda galería, apoyada en columnas igualmente
toscanas. Por esta parte hay una escalera para bajar al sótano de la casa. En
una ventana se ve una reja gótica. Pero sobre todo son interesantes dos
artesonados que hay en dos pequeñas habitaciones del piso bajo. Son de
disposición plana, de grandes vigas, que sostienen otras más pequeñas, con sus
canes de corte mudéjar, como asimismo lo son unas estrellas de ocho puntas
decoradas con rayitas blancas y negras, alternando con cuadros de idéntica
decoración. Se les puede fechar, como toda la casa, a principios del siglo XVI,
pues carecen en absoluto del más somero atisbo renaciente”.
Canesi
cita las casas de don Francisco de Celis Cosío, a quien corresponden los
escudos de las puertas. El primero es el de los Rubín de Celis Cosío: la mitad,
el de los Rubín de Celis tiene nueve estrellas y tres lises encima de una torre
colocada sobre aguas, y un león subiéndose a un árbol. La otra mitad es de los
Cosío, que representa dos torres y un árbol en medio de ellas, saliendo de la
izquierda una bandera con el nombre Cosío, yendo todo ello sobre aguas. El otro
escudo es de los Calderón y Noriega (un ángel con la cruz de Pelayo y un
caballero, y el lema: “Angelus Pelagro et suis victoriam”).
La
primera referencia que poseemos de la casa es cuando los herederos del doctor
Bernardo de Torres, que había muerto en 1554, alquilaron “las casas nuevas que
ahora han acabado” en la calle de la Misericordia, Diego de Ávila,
andante en Corte. Lindaban por su derecha con casa de Alonso Villegas y todavía
en 1601 continuaban siendo de la familia Torres.
Plano del libro Valladolid forma urbis |
Desconocemos
las circunstancias que hicieron que estas casas pasaran a ser propiedad de los
Rubín de Celis, familia que vivía en la parroquial de San Miguel al menos desde
1715 cuando don Francisco Rubín de Celis Cossío, caballero de Alcántara,
administrador de la encomienda de Azcue, pagador de la Real Chancillería,
regidor perpetuo, tesorero general de rentas reales y servicios de millones, se
casó en aquella iglesia con doña Úrsula María Catalina de la Puebla Rubín de
Celis.
Su
hija doña Gabriela Rubín de Celis y la Puebla se desposó con don Francisco
Manuel Calderón, caballero de Calatrava, regidor y pagador de la Chancillería,
quienes en 1752 eran los poseedores de este edificio que se describe con piso
bajo, principal y bodega; medía 34 x 40 varas (28,22 x 33,20 m.) y confrontaba
con casas del marqués de San Vicente y con otra de los herederos de Francos. El
dueño poseía además una casa de campo llamada “el caserío de Rubín”
y un lagar asimismo titulado “de Rubín”.
Reconstrucción 3D de la casa aparecida en el libro Valladolid forma urbis |
Don
Braulio Enríquez Calderón Rubín de Celis, residente en Villanueva de Duero
(Valladolid), arrendó en 1787, por cuatro años, a los marqueses de Ordoño su
casa de la calle de San Blas, que lindaba entonces con casa del marqués de San
Vicente y “otros
(linde) notorios”,
reservándose en el contrato “todos los cuartos
entresuelos de la casa a excepción de tres piezas que tienen la entrada por la
primer escalera del patio conforme se entra a la izquierda y dan sus ventanas a
la calle”, además de la bodega.
Las
casas que poseía junto éstas el marqués de San Vicente eran las mismas
que edificaba en 1537 su antepasado el mercader Pedro Hernández de Portillo,
proponiéndose el cantero Ortuño de Marquina como modelo para los arcos de su
fachada los de la vecina casa de Juan de Villasante; el edificio subsistió
íntegro hasta 1860 en que fue dividida su propiedad en dos mitades.
Artesonado de una de las salas |
Dibujo de una de las rejas de la casa |
BIBLIOGRAFÍA
- MARTÍN GONZALEZ, Juan José: La arquitectura doméstica del renacimiento en Valladolid, Imprenta Castellana, Valladolid, 1948.
- URREA, Jesús: Arquitectura y nobleza: casas y palacios de Valladolid, IV Centenario Ciudad de Valladolid, Valladolid, 1996.
No hay comentarios:
Publicar un comentario